Esas piedras que ves en el camino tal vez son geodas

Esas piedras que ves en el camino tal vez son geodas. De afuera, toscas; por dentro, belleza de formas y colores.

Esas piedras que ves en el camino tal vez son geodas. De afuera, toscas; por dentro, belleza de formas y colores.

En un nuevo alto en el camino simbólico que estamos transitando, buscamos un momento de descanso, un paréntesis del vértigo cotidiano.  Y elegimos un espacio para ese momento de silencio, una cueva simbólica. Ese lugar desde afuera era igual a tantos otros: intentos reiterados de encontrar serenidad y no lograrlo. Pero esta vez hemos encontrado la forma de que sea distinto y descubrimos un espacio fresco y agradable que invita al relax y la introspección.

Elegí Viva la vida de Cold Play para que nos acompañe en este momento de retiro, en esta parada en el camino.

La cueva simbólica, nuestro espacio elegido, que por afuera parecía burda y ordinaria resultó ser un lugar pleno de encanto para la meditación y el sosiego. Igual que esas piedras que en realidad son geodas y que cuando las abrimos descubrimos los maravillosos cristales que contienen. ¡Cuántas veces nos quedamos con la mirada de lo externo en personas y situaciones y nos privamos de la sorpresa que pueden esconder en su interior! No es sencillo romper la geoda y encontrar sus cristales que brillan a la luz del sol.

Tampoco hay garantía de que encontraremos la geoda dentro de cualquier piedra. Dicen que los que las reconocen se dan cuenta por su peso: una roca sólida pesa más mientras que una geoda que contiene aire en su interior es más liviana. Lo mismo nos puede suceder en nuestro entorno. Hay personas o situaciones que pueden distinguir quienes encierran una geoda dentro y hábilmente la hacen surgir. Cuando eso nos sucede en primera persona, muchas veces, los/as primeros sorprendidos somos nosotros mismos que desconocíamos el brillo que llevábamos dentro. Otras veces, encontramos una roca ordinaria y por casualidad descubrimos su drusa interior, lo que cambia nuestra percepción inicial; la miramos distinto, le damos otro valor, la cuidamos de otra manera.

Mientras caminamos, muchas veces vemos esas rocas en el sendero. Algunas de ellas son geodas. Mientras no las abramos, no lo sabremos. Lo mismo nos pasa en lo personal. En el camino pasamos por muchas situaciones que parecen ordinarias, grises, comunes. Sin embargo, algunas de ellas contienen una sorpresa, un brillo interior, cristales que nos maravillan. Solo lo sabremos si nos abrimos, si buscamos en el interior, si descorremos esa capa superficial que asemeja una situación extraordinaria a tantas cotidianas. Y si al abrirla no encontramos una geoda, no nos desanimemos; sigamos atentas/os al camino que alguna de esas tantas piedras que vemos tiene una joya en su interior.

Buen camino!

 

 

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