Nuestra esencia humana es caminar

Caminar es parte de la condición humana. Nuestras piernas han sido el medio de transporte usado desde el comienzo de la humanidad. Caminar es algo esencialmente humano.

Hoy sigo caminando. Aún no me he detenido en una cueva a hacer un alto. El camino me anima a seguir. Sigo descubriendo por qué nuestra esencia humana es caminar.

Escucho a Enya en su tema Pilgrim, con sus reflexiones tan claras para acompañar el caminar ( como está subtitulada en ingles les dejo la letra en español ).

‘Peregrino, en tu viaje, tal vez viajes lejos, porque el peregrinar es un largo camino para saber quien eres tú’ nos dice Enya. Eso me hace acordar a muchos peregrinajes famosos de origen religioso. Pienso en el Camino de Santiago. En sus comienzos tenía un fin religioso católico. Pero el propio peregrinar ha evolucionado. Hoy en día, muchos/as peregrinos/as hacen el Camino para encontrarse a sí mismos/as. Un peregrino del Camino de Santiago escribió: «» hay algunos momentos solitarios en el camino, largos tramos de caminar solo contigo mismo. Es agradable, me gusta, pero también es difícil. Hace algún tiempo escuché algo que se me ha pegado: «debes permitir que el camino te sorprenda. Te dará respuestas a las preguntas que no sabías que tenías.” Estoy encontrando algunas cosas viejas dentro de mí; cosas de las que me había olvidado mucho. Eso es algo bueno.»» Caminar con nuestros largos fémures es un símbolo de caminar hacia nosotros mismos.

Caminar es parte de la condición humana. Nuestras piernas han sido el medio de transporte usado desde el comienzo de la humanidad. Caminar es algo esencialmente humano. ¿Será por eso que tiene tantas metáforas la idea de camino? La tecnología nos aleja de esa esencia, por eso quienes afrontan el desafío de peregrinar terminan encontrando algo más que tierra y ampollas.

Me viene a la mente, necesariamente, Ayla (la protagonista de Los Hijos de la Tierra, ya mencionada en otra entrada de este blog). Ella recorre un largo camino desde la actual Rusia hasta la actual Francia. Para guiarse sigue por la orilla de los grandes ríos, a veces río arriba, a veces río abajo. Cuando llega al que hoy llamamos Danubio encuentra una guía clara para su itinerario. No debe separarse de ese río. Ella lo conoce como La Gran Madre, todo un símbolo de guía, protección, nacimiento. En ese peregrinar Ayla se va conociendo a sí misma, descubre sus limitaciones y fortalezas. Tiene nuevas preguntas cada día: a veces tiene respuestas, pero algunas respuestas no llegan y sigue caminando. Ese caminar la lleva, sin saberlo, hasta donde descubre su don y su misión. El camino hace 30000 años la sorprendió. Como hoy con los/as peregrinos/as que se dejan sorprender. Algo atávico los une; somos esencialmente caminantes.

Tal vez sea necesario hacer un descanso. Podría ser en una cueva, si hubiera alguna cerca.

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