¿Qué descubrimos al caminar? O, cómo nos dice Pema Chodron, ¿qué es encontrar el significado profundo de lo que ocurre en el sendero?
En el camino que emprendemos hay diferentes circunstancias, felices o tristes, que llegan como bendición o como lección (entendida como aprendizaje). Ese andar errante nos permite descubrir aspectos, cualidades, dones que están escondidos y solo les prestamos atención cuando estamos en camino, atentos/as a señales que pasan desapercibidas en otros momentos en los que la vida cotidiana nos distrae. El sendero nos obliga a percibir señales que normalmente ignoramos.
Acompaño estas reflexiones con el tema Plumaje, de Faun. La letra me resulta muy simbólica. Ese tema lo interpreto como un canto a la búsqueda de descubrir nuestro ser. Y en esa búsqueda, dejarnos ayudar por personas o situaciones que tienen esa misión. Nos propone alejarnos de lo que esclaviza y buscar otros horizontes. El deseo de que nos crezcan alas para volar es la metáfora de una búsqueda desde otro plano, ese plano más profundo que podemos llegar a comprender cuando el camino se abre ante nosotros/as y nos lleva a explorar nuevas perspectivas.
¿Qué descubrimos al caminar? ¿Qué entendemos por encontrar el significado profundo en el sendero? Maffesoli (en El nomadismo) nos dice que el nómade aprende que también está hecho de barro, como el camino que transita. Es un todo con el camino, toma sus cualidades y se mimetiza con el sendero. Como existir es caminar, al movernos por el camino vamos encontrando aquello que nos define y nos da sentido. ¿Hemos pensado que estamos hechos del mismo material que el camino que transitamos? El sendero que se abre a nuestros pasos, es el que tiene aquello que está en sintonía con nuestra búsqueda.
Pero, ¿siempre estamos en camino? Si no caminamos, ¿no nos conocemos, no nos descubrimos? Maffesoli, nuevamente, plantea que caminar y estar quieto no es un imposible. Es más, es deseable porque en esa dualidad hay una mayor riqueza y creatividad. Él lo denomina ‘arraigo dinámico’. Parece contradictorio. No lo es. Maffesoli lo explica así: ‘la ambigüedad de un mundo doble, fundada en la unión de los contrarios, siempre es garantía de fecundidad. […] Cuando un polo se vuelve preponderante, el polo descuidado, como en un péndulo, adquirirá importancia otra vez.’
El arraigo, el sedentarismo se contraponen al nomadismo, a la vida errante. Pero somos esencialmente caminantes. Buscaremos ese movimiento de manera más fuerte si estamos quietos. Desde callejear por la ciudad en la que vivimos hasta viajes espirituales. Si permanecemos quietos mucho tiempo, alguna insatisfacción surgirá. Y ese otro polo, el viajero, empezará a hacerse notar. Necesitaremos estar en ‘otro lugar’, en el plano material o en el inmaterial. En ese deseo que surge, que podremos satisfacerlo o ignorarlo, está la posibilidad de encontrar su significado profundo. Y solo el camino que hayamos decidido emprender nos dará la respuesta. Seguiremos incómodos hasta no hallar ese ‘otro lugar’ en el que queremos estar.
La quietud y el movimiento, simultáneos, contradictorios y movilizadores, son la llave que nos impulsa a encontrar el significado profundo del sendero.