Caminar sobre el agua

Caminar sobre el agua, no tener suelo firme sobre el que apoyarse es lo que se llama ‘salir de la zona de confort’.

Caminar sobre el agua es una metáfora de perder el apoyo que nos da seguridad. Y aprender a caminar sobre el agua es una habilidad que podemos entrenar. Es valioso perder el suelo firme. Y, sobre todo, es muy fecundo no tener dónde apoyarnos.

Me acompaña Loreena Mckenitt y el tema Almas perdidas, cuya letra retoma ese temor universal de sentirse desorientado/a, inseguro/a, de no saber si se dará el próximo paso en falso, si el camino está ahí y nos sostiene. ‘Caminamos por la ladera como almas perdidas en la noche y, en la oscuridad, estamos buscando la luz’. Es como caminar sobre el agua, sobre una superficie que no nos sostiene, en la que nos podemos hundir.

Y cuando nuestro camino se vuelve agua, ¿cómo caminar?

Pema Chodron tiene una propuesta: no luchar contra lo que asusta. En su libro ‘Cuando todo se derrumba’ nos dice: ‘podemos dejar de luchar contra lo que ocurre y ver su verdadero rostro sin llamarle enemigo.’ Recuerdo que en viejas películas o series que apelaban a escenas en las que los protagonistas (casi siempre varones) caían en ‘arenas movedizas’, la forma de aguantar un poco más hasta que llegaran a rescatarlos era no moverse, no intentar salir ya que eso hacía que cada vez se enterraran más.

Pema sugiere que para caminar sobre el agua ‘[invitemos] a lo que nos da miedo a que se presente y se quede un rato con nosotros’. Ella nos hace ver que la tendencia es a luchar contra lo que nos ocurre; sin embargo en vez de hacer eso podemos ver cuáles son las dificultades y avanzar hacia ellas en vez de retirarnos. En ‘Los lugares que te asustan’, Pema nos recuerda lo revelador que es no tener una superficie firme en la que apoyarnos: ‘en este momento te sientes como si no hubiera nada bajo tus pies, lo cual significa que estás empezando a ponerte nervioso. Es incómodo no poder sostenerse en nada, pero se trata de un proceso desenmascarador…’.

Caminar sobre el agua, no tener suelo firme sobre el que apoyarse es lo que se llama ‘salir de la zona de confort’. Algunas veces, las menos, podemos elegir voluntariamente salir de esa seguridad. Sin embargo, otras veces que no elegimos, circunstancias inesperadas nos ponen frente a ese abismo no buscado. Y ahí está la oportunidad de experimentar la riqueza de la inseguridad de cómo y por dónde avanzar. El camino nos da la posibilidad de descubrir, conocer, valorar, fortalecer ese don muchas veces escondido: saber caminar sobre el agua.

 

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