Restar dudas para sumar decisiones. Dejar atrás los miedos y tomar el desafío de hacer eso que queremos hacer, antes de que se ese ‘después’ se convierta en ‘nunca’.
Sabemos cuántos hermanos tenemos, cuánto dinero, cuántos viajes hemos hecho, cuánta comida hay en la heladera, cuánta ropa hay en nuestro placard, cuántas mascotas tenemos y así podemos seguir enumerando todo aquello que puede contabilizarse. Pero, sabemos cuánto tiempo tenemos…? La respuesta es no. El tiempo es algo que podemos medirlo en retrospectiva: cuántos años tengo, cuánto hace que me dedico a algo, cuánto me llevó estudiar algo o aprender un oficio. Pero no sabemos cuánto tiempo tenemos desde hoy…
Y entonces, la pregunta que surge es: en qué estoy usando este tiempo que hoy tengo? En algo que disfruto, que me da plenitud, que me trae bienestar? Si la respuesta es no, es momento de cambiar el uso del tiempo y destinarlo a aquello que no me haga decir ‘me hubiera gustado hacer esto y no lo hice. Hoy ya es tarde’.
En el ciclo de entrevistas que he titulado ‘Caminos de (v)ida’ se hace una reflexión sobre este tema. El tiempo, recurso escaso. ¿En qué lo estás usando?
Buen camino!
