¿Dónde es tu Avalon?

En la obra literaria del Rey Arturo, se recurre a los arquetipos del viaje del héroe o la heroína como búsqueda simbólica de aquello que da un sentido al caminar.

¿Dónde es tu Avalon?

Avalon es el nombre de una mítica isla, ubicada tal vez en las islas Británicas. Es la morada de la hechicera Morgana, media hermana del también legendario Rey Arturo. Este personaje participó en la búsqueda del Santo Grial, símbolo de un camino espiritual. En esta epopeya literaria, se recurre a los arquetipos del viaje del héroe o la heroína, esas búsquedas simbólicas de aquello que da un sentido al caminar.

Jean Shinoda Bolen recupera el peregrinaje mitológico hacia Avalon como reflejo de las búsquedas personales de aquello que le da sentido al viaje vital. Lo hace a través de un libro titulado Viaje a Avalon, en el que cuenta su propio viaje personal para revelar los profundos significados de elecciones y decisiones. Y como buena discípula de Carl Jung, detalla las sincronicidades que a ella le resultaron claves para ese viaje. Y nos propone estar atentos/as a esas sincronicidades cuando se nos cruzan en nuestra cotidianeidad.

¿Dónde es tu Avalon? ¿Cuál es tu Santo Grial por el cual emprenderías una búsqueda por caminos desconocidos?

Es un texto dirigido en particular a las mujeres, sobre todo a las de mediana edad. Pero por los significados y símbolos que contiene puede ser valiosa su lectura desde otras miradas.Quiero compartir algunos párrafos de este libro para invitarte a que recorras sus páginas en esa fascinante exploración interna:

En los cuentos, leyendas y relatos de ciencia ficción, el protagonista muchas veces llega a una «puerta» que aparece en un momento especial y también es un lugar especial. En ese preciso momento debe decidir si atraviesa la puerta y supera los límites del mundo conocido o no: el impenetrable seto de espinos que rodea a la doncella dormida sólo se abre una vez cada cien años para permitir el paso del príncipe; el protagonista de un relato fantástico sólo puede atravesar la puerta de las estrellas o la puerta de otra dimensión si llega hasta ella en el momento preciso; al Monte Análago sólo puede llegarse por el este, cuando el sol se pone en el momento del solsticio; y sólo en Glastonbury en la época del rey Arturo podía llamarse a la barcaza que conduciría al pasajero a través de la niebla hasta la isla de Avalon.

La idea de atravesar una puerta se refleja en el término psicológico «liminalidad», que deriva del latín limen, que significa «umbral». El escritor y analista jungiano Murray Stein describe las transiciones de la madurez como períodos de liminalidad, que yo considero que describen acertadamente esas épocas de nuestras vidas en que nos encontramos en una zona «intermedia», un estado en que no somos ni quiénes éramos ni quienes seremos. Es como permanecer de pie en el umbral de una puerta, o hallarse en un pasaje o incluso en un largo y oscuro túnel, entre dos etapas de nuestras vidas. (…)

Durante estas épocas liminales, a menudo somos conscientes de la presencia de «sincronismos», término acuñado por C. G. Jung para describir las coincidencias entre nuestro mundo interior subjetivo y los acontecimientos externos. Las sincronicidades como la inesperada y oportuna aparición de una persona o una oportunidad significativa a menudo nos proporcionan la opción de decidir. ¿Responderemos? Y si lo hacemos, ¿entraremos en una nueva etapa de nuestra vida?

Piensa en el momento de tu vida en que apareció un importante profesor, oportunidad o amor. En otro momento, tal vez no habrías respondido igual ante la misma persona ni la misma oportunidad. En períodos de estabilidad, estamos demasiado ocupados o concentrados en lo que nos rodea para responder a la llamada de la aventura. Simplemente no estamos disponibles. También pasamos por períodos de agotamiento en que no podemos responder a nada nuevo por muy atractiva que sea la invitación. Este comportamiento psicológico es análogo a la fisiología de la conducción nerviosa. Un estímulo no provocará la respuesta de un nervio mientras éste ya esté «excitado» e implicado en una conducción, ni tampoco inmediatamente después, cuando la neuroquímica imprescindible está agotada.

Una persona sólo responderá a la llamada de la aventura o del amor, y a las lecciones que inevitablemente comportarán estas experiencias, cuando esté disponible. El dicho oriental «Cuando el alumno esté preparado, vendrá el maestro» describe esta conexión sincrónica entre la disponibilidad interna y los acontecimientos externos.

¿Te has encontrado frente a esa puerta?

Buen viaje!

 

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