La magia de las sincronicidades

Te propongo una lectura para que entres al sorprendente mundo de las sincronicidades.

La magia de las sincronicidades no pasa desapercibida.

Te propongo una lectura para que entres al sorprendente mundo de las sincronicidades. Hay que prestar atención a esos eventos poco comunes y que por su singularidad nos están dando pistas de alguna búsqueda o pregunta que nos hacemos.  El Tao de la psicología es un libro de Jean Shinoda Bolen que aborda el concepto de la sincronicidad. La autora es una psiquiatra jungiana que retoma el análisis de Carl Jung sobre las sincronicidades.

¿Qué son las sincronicidades? Son coincidencias significativas. No se relacionan ni con casualidades ni con causalidades. Son subjetivas, tienen significado para cada persona de manera individual; no responden algo lógico ni causal.  Son esos eventos que nos sorprenden porque tiene un significado revelador, algo que buscábamos, la respuesta a nuestras mudas preguntas pero que son captadas desde lo sutil y así nos llega la respuesta. Por eso mismo, cuando suceden, deben ser interpretadas en el contexto que ocurren desde una mirada personal.

Shinoda Bolen nos dice que si volviera a escribir el título del libro, lo llamaría La sincronicidad y el Tao. Porque es el Tao y su camino del wu wei lo que nos muestra la conexión con lo que nos rodea, nos manifiesta que somos parte de un todo y que podemos  descubrir la armonía que ilumina el caminar.

La sincronicidades positivas nos acompañan al andar; las sincronicidades negativas nos permiten detenernos y reflexionar. Las sincronicidades pueden confirmar que estamos en el camino correcto, aquel que nos lleva a algo mucho mas grande que nosotros mismos. O pueden ser las señales de que no estamos en el sendero del corazón. De alguna manera, las sincronicidades son la expresión del antiguo proverbio ‘cuando el alumno está preparado, el maestro aparece’.

El camino que elegimos, la decisión tomada en una encrucijada, también puede ser entendido desde la sincronicidad. Quiero compartirte mi propio ejemplo de cómo fueron encadenándose sucesos desde el momento que recibí el diagnóstico de un cáncer de mama.  Aún no prestaba atención a las sincronicidades, pero en una mirada retrospectiva las encontré. Parecen eventos mágicos, nos sorprenden y movilizan. Son manifestaciones de la armonía entre nosotros mismos, los demás y el universo.

Esas sincronicidades nos van mostrando el camino, el camino hacia dentro de nosotros mismos, allí, donde está nuestro hogar.

En el capítulo 8 de este libro se hace referencia a ese camino interior, a ese camino hacia el corazón:

‘Al atravesar la vida, lo evidente para otros es el camino visible. Los demás ven nuestro rumbo, nuestra pareja y nuestro estilo de vida. El camino interior es mucho menos evidente. Cuando recorremos nuestro camino, a veces nos internamos en un nuevo territorio que nos parece excitante, o podemos conducir por una amplia autopista, transitada y conocida. Podemos seguir a la multitud, empujados o arrastrados por los demás, o elegir conscientemente nuestro camino, aun en medio de la masa, reflexionando y escuchando un pálpito interior.

¿Qué camino elegimos? ¿A qué prestamos atención? ¿Qué señales seguimos? Hay tantas direcciones potencialmente confusas, tanto desorden y barullo a nuestro alrededor que ahogan nuestra capacidad de tomar conciencia del «punto inmóvil» mientras recorremos el camino que hayamos escogido. Quizá los caminos externos no conduzcan a ninguna parte, y lo importante consista en si los recorremos de acuerdo con un camino interior.’

Empezar a descubrir cómo opera la sincronicidad en nuestra vida nos permitirá explorar el significado interior de nuestros pasos.

 

 

 

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