El libro del Tao y el wu wei

La sabiduría de las enseñanzas del Tao nos invita a la reflexión. El wu wei es un principio que nos interpela.

El libro del Tao y el wu wei

El Tao Te Ching es un compendio de sabiduría adjudicado a Lao Tse. Se trata de un texto que reúne los principios del taoísmo y resulta de difícil comprensión en algunos tramos. Es de destacar que fue escrito en ideogramas chinos antiguos, por lo que su traducción puede ser variada, según las interpretaciones que se puedan hacer.

Para empezar, se presenta el principal problema: ¿cómo traducir Tao?  Los primeros versos de este texto ya nos plantean que el Tao es inasible, inmanifiesto. Por tanto, pertenece a una comprensión que no es la que se ve en el mundo material. Así se inicia el libro del Tao:

El Tao del que puede hablarse
no es el Tao eterno.
El nombre que puede nombrarse
no es el Nombre eterno.
Lo eternamente real es innombrable.

Se han ensayado muchas traducciones del concepto de Tao. Pero tal como se dice, el Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno. Ése no tiene nombre. Creo, en realidad, que es solo con un corazón puro, a través de la meditación que podrá comprenderse qué es el Tao.

El concepto del wu wei

Otro concepto central del taoísmo es el principio del wu wei. Se lo traduce como la no-acción. Sin embargo, no se refiere a una actitud pasiva y desinteresada. Al contrario: es poner la atención en aquello que fluye naturalmente y, por eso mismo, es lo que nos señala cómo actuar con sabiduría, la más pura acción. Estos versos nos ayudan a plantear el concepto del wu wei:

Lo más delicado del mundo
puede con lo más duro del mundo.
Lo que no tiene sustancia
penetra donde no hay espacio.
Esto muestra el valor de la no-acción.
Enseñar sin palabras,
realizar sin acciones:
este es el modo del Maestro.

Y en estos versos se refuerza el concepto:

Cada vez es más superfluo forzar las cosas
hasta que al fin se llega a la no-acción.
Cuando nada se hace,
nada queda por hacer.
La verdadera maestría se alcanza
dejando que las cosas sigan su curso.
No puede alcanzarse interfiriendo.

Es decir, que se está atento a cómo fluyen naturalmente los hechos y se acompaña en ese mismo sentido.

Es evidente que, si prestamos atención, podemos encontrar similitud con la mirada estoica cuando plantea que hay cosas que no dependen de nuestra voluntad y, por eso, es un esfuerzo perdido tratar de ir contra esa naturaleza.

Luego de esta introducción, te propongo que leas algunas de las frases del Tao. Dan gran serenidad.

En síntesis, dejar fluir y acompañar el devenir de las cosas, aún las inasibles como el Tao.

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