Caminar hacia lo desconocido

Caminar hacia lo desconocido es soltar aquello que creemos que nos da seguridad para descubrir que lo que desconocemos es como salir de una jaula hacia un exterior infinito.

Caminar hacia lo desconocido.

Aunque no lo tenemos presente, la incertidumbre es una gran protagonista de nuestro viaje. Está ahí todo el tiempo, pero la ignoramos porque elegimos las certezas (ilusorias, por cierto). Nuestro aquí y ahora es lo único que tenemos. La incertidumbre nos pone frente a lo intangible e inasible y eso asusta, da miedo porque no puede controlarse, nos toma desprevenidos/as.

Nos acompaña León Gieco y su En el país de la libertad. Ese país de la libertad es al que llegamos con la incertidumbre.

Dejar que la vida nos sorprenda es entregarnos a la incertidumbre, a la impermanencia. No cuestionar los acontecimientos que nos tocan en el camino sino aprender de ellos, es desapegarnos de creencias, preconceptos, rutinas y hábitos. Es estar dispuestos/as a dejar atrás lo que nos ata cuando esa atadura nos hace sufrir.

Dice S. M. Marusso que ‘cada cuál tiene ante sí un desierto. Ir hacia él consiste en emprender el viaje hacia uno mismo, dejar de lado todo lo conocido que creemos ser para afrontar lo desconocido y lo ignorado que somos.’

Caminar hacia lo desconocido es soltar aquello que creemos que nos da seguridad para descubrir que lo que desconocemos es como salir de una jaula hacia un exterior infinito. Y nos hace libres soltar esas amarras que nos tienen sujetos/as al puerto y avanzar hacia otro puerto que descubriremos a medida que nos alejamos de la costa segura y conocida. Libres de decidir el rumbo que el viento de cada momento nos susurre.

Entregarnos a la incertidumbre nos abre la puerta hacia la libertad.

Buen camino!

 

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