Nuevamente en camino. Las cuevas son reparadoras, pero también lo es el camino.
Vuelvo a recurrir a Pema Chodron para el título. Esta vez es de su libro Cómo meditar, pag 154. Ella escribe esa frase en medio de un ensayo sobre cómo las dificultades de la vida son oportunidades para crecer y fortalecerse. Me voy, metafórica y literariamente a la saga de Tolkien, El Señor de los Anillos, relato pormenorizado de varios caminos e itinerarios que recorren sus protagonistas. Por eso elijo nuevamente a Enya, esta vez en May it be , tema incluido en la banda sonora de las películas que tomaron el texto de Tolkien y lo llevaron al cine. Pido disculpas porque mis referencias musicales y literarias son mayoritariamente femeninas y no muy equilibradas en género; me resultan significativas y cercanas sus palabras, descripciones, explicaciones.
Elijo algunos versos de la letra de Enya porque les encuentro mucha similitud con lo dice Pema: “Mornie utúlië (La noche ha llegado) / Ten fe y hallarás el camino.” “Ojalá cuando la oscuridad caiga, / tu corazón te sea fiel.” El viaje que realizan los hobbits (Frodo y Sam) está plagado de dificultades, temores, obstáculos, dudas. La idea de la ‘sombra’ está presente todo el tiempo. Sin embargo, ambos saben que su misión es llegar a la Montaña del Destino y destruir el anillo único. Aunque no lo expresaran abiertamente, sabían que ese camino lleno de dificultades valía la pena. Tenía sentido.
Me gusta hacer la comparación con nuestros propios caminos internos. Sería largo listar las dificultades en nuestros caminos. Pero qué bueno sería tomar esas dificultades en el sentido que propone Pema: como crecimiento. Es lo que hicieron Sam y Frodo. Justo ellos, los que parecían más débiles y vulnerables, pudieron hacer el camino y fortalecerse porque le dieron un sentido a su caminar. Un camino sin dificultades, ¿también nos haría crecer? Me viene a la mente una frase anónima que leí en Facebook: ningún mar en calma hizo experto a un marinero.
El Tolkien lingüista nos da otra pista en esta misma línea de reflexión. La montaña del Destino para los hombres era la Montaña de Fuego para los elfos. Destino suena a misión. Fuego es luz en la oscuridad. ¿Es esa luz la que indica una misión? ¿Conocer la misión nos ilumina? El dificultoso camino hacia nuestro destino, ¿se verá compensado porque llegaremos a iluminar la oscuridad en la que nos sentimos inmersos cuando una gran angustia nos bloquea?
Camino sabiendo que las cuestas y piedras tienen sentido. Están ahí para poder aprender cómo superarlas.