No trates de forzar el camino

El camino sale a nuestro encuentro; elegimos dejar fluir y tomarlo. O elegimos obstaculizar ese fluir y forzar que algo suceda.

No trates de forzar el camino. Presta atención para fluir en la dirección de las señales que recibes.

Uno de los consejos de Tilopa (maestro tibetano del S X) a su discípulo Naropa fue: ‘No trates de hacer que algo suceda’. En ese consejo me inspiré para el título de este posteo.

Mientras reflexiono sobre este fluir del camino, elegí la compañía de Snatam Kaur con su Somos Uno. Esa idea de unidad es la que refleja la propuesta de no forzar algo que lleva implícito el consejo de Tilopa. En la unidad todo fluye naturalmente, todo se armoniza.

Cuando leí esa idea de no hacer que algo suceda, recordé uno de los principios del Tao: el wu wei. Si bien suele decirse que es la inacción, el no actuar, es más adecuado pensarlo como no forzar. ‘No hacer, y sin embargo no hay nada que se deje sin hacer.’ dice el libro del Tao Te King. Es decir, no es no hacer nada; al contrario: es hacer sin forzar. En otros términos: es dejar que fluyan naturalmente las acciones sabias, las que responden a la armonía.

En el mismo sentido, la bendición irlandesa dice: que el camino venga a tu encuentro; Machado nos deja el inolvidable: se hace camino al andar; El Tao nos propone dejar fluir.

A fin de cuentas, el mensaje parece ser que el camino sale a nuestro encuentro. Pero, ¿elegimos dejar fluir y tomarlo? ¿O elegimos obstaculizar ese fluir y forzar que algo suceda? Tilopa proponía, hace mil años, que no tratemos de hacer que algo suceda. Lo que fluye naturalmente implica armonía, sabiduría.

¿Esto significa que el camino nos elije? ¿Significa que no hay libre albedrío y que no elegimos qué camino tomar? Creo que hay un poco de cada cosa. El camino que sale a nuestro encuentro lo vamos creando con nuestras acciones y elecciones previas. Incluso pueden salir a nuestro encuentro dos caminos; o más. Y elegimos alguno.

Evidentemente, todo lo anterior me llevó a pensar en las sincronicidades de Carl Jung. Hay algo del wu wei en ellas. Esos hechos relacionados no causales, esas ‘casualidades significativas’ aparecen como evidencia de la unidad que somos. Pensamientos, acciones, intenciones en armonía, en unidad, se manifiestan en eventos relacionados que casi parecen mágicos. De alguna manera esas sincronicidades nos están dando señales del camino. Podemos verlas, podemos entenderlas. O podemos ignorarlas, podemos no reconocerlas.

Claro que estas ideas van a contramano de algunas miradas que proponen metas claras y estrategias para lograrlas. Sin embargo, puede ser que lo que hoy deseamos como meta, mañana deje de ser valioso y tengamos otro objetivo. Lo único permanente es el cambio. Quizás la única meta es caminar y hacer camino al andar.

Dejar fluir y actuar sin forzar. Es lo más natural. Y es muy difícil porque es caminar sobre el agua; sin suelo seguro bajo nuestros pies. Tomar la vida como viene y tener la confianza de que el mejor camino es el que sale a nuestro encuentro.

¿Nos atrevemos a dejar fluir y no tratar de forzar que algo suceda en nuestro camino?

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